Corría el año 1460 el sevillano Diego de Herrera, encamina sus proas hacia Lanzarote proveniente de El Hierro. Allí le esperaba Doña Inés Peraza, su esposa, quién en su ausencia gobernaba la isla.
Hecho la mitad del trayecto, en la isla de Gran Canaria, desembarcan de "La Almiranta" en la playa de Bañadero. Allí una hermosa muchacha de 20 años se bañaba junto a dos de sus criadas. Era la princesa Thenesoya Vidina, de la casa de los Guanartemes de Agáldar. De pronto los gritos se hacen dueños de la tranquilidad del lugar. El sevillano y su tropa secuestran a la princesa y sus criadas. Enseguida se dan cuenta que su presa es de calidad, aunque desconocen su condición de princesa real.
A bordo de La Almiranta los cautivos hablan con las secuestradas, y al conocer de quién se trataba deciden hospedarla en la mejor cámara del barco, ofreciéndoles el mejor de los cuidados.
Llevan a la joven a La Villa de Teguise (Lanzarote), bautizada como Luisa y casada con Maciot de Bethencourt. Dª Luisa volvió a Gáldar en dos ocasiones. La primera antes del fin de la conquista en un intercambio de rehenes, de donde volvió a escapar para reunirse de nuevo con su marido con gran aflicción de los galdenses. La segunda finalizada la conqusita, donde residió hasta el final de sus días siendo sepultada junto a su marido en la Iglesia del Convento de la Vega por el cual sentía predilección.
Su lápida se exhibe hoy en La Casa de Colón de Las Palmas de Gran Canaria.
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